La diversidad de un
hábitat natural permite limpiar los contaminantes que se liberan en el
medioambiente, por lo que la pérdida de la biodiversidad, causada por la
extinción de especies, podría poner en peligro la capacidad del planeta para
limpiar lo que el ser humano ensucia”, explica Bradley Cardinale, autor del
estudio y profesor de la Universidad
de Michigan (EE UU).
Cardinale analizó 150 modelos variados de arroyos en
miniatura que simulaban arroyos naturales. En cada uno, cultivó entre una y
ocho especies de algas -diatomeas y verdes- y midió la capacidad de cada
comunidad de algas para absorber el nitrato, un compuesto de nitrógeno que
contamina los nutrientes del agua.
Los resultados mostraron que cuanta más riqueza de especies
había en el arroyo, más nitratos se absorbían: ocho algas eliminaron nitrato a
una velocidad 4,5 veces superior a la que lo logró una sola.
El reparto de las funciones ecológicas (nichos) de cada
especie dentro de un mismo entorno hace que los arroyos ricos en biodiversidad
filtren mejor los contaminantes. Los experimentos mostraron que cada especie de
alga se adaptó a una zona particular de su hábitat y lo convirtió en su nicho
ecológico.
Cuantas más algas se añadieron, más zona de hábitat se usó,
lo que contribuyó a que los arroyos se convirtieran en ’esponjas’ con mayor
capacidad de absorción y almacenamiento de nitratos.
El nitrato es un compuesto presente en muchos abonos y en
los terrenos agrícolas, cuyas partículas se extienden a arroyos, lagos y zonas
costeras, por lo que se convierte en una de las principales causas de la
degradación de la calidad del agua en todo el mundo.
Por Nelson Algueida.
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