En su resolución 47/193 de 22 de diciembre de 1992, la Asamblea General
declaró que el Día Mundial del Agua se celebraría el 22 de marzo de cada año a
partir de 1993.
La fecha es una ocasión única para recordar a todos que
mediante esfuerzos concretos para proveer agua potable y concientizando más al
mundo sobre los problemas y las soluciones en este campo, se puede ayudar para
que las cosas sean distintas.
Mediante la resolución 58/217 de 23 de diciembre de 2003, la Asamblea General
proclamó el período de 2005 a
2015 Decenio Internacional para la
Acción , "El agua, fuente de vida", que dará
comienzo el 22 de marzo de 2005, Día Mundial del Agua.
El agua es esencial para la vida y, sin embargo, es escasa
para millones de personas en todo el mundo. Muchos millones de niños mueren a
diario por enfermedades transmitidas por el agua y la sequía azota
periódicamente algunos de los países más pobres del planeta.
Se han producido avances considerables, pero todavía queda
una gran labor por hacer. Por eso, este año el Día Mundial del Agua marca
también el comienzo del Decenio "El agua, fuente de vida". Nuestro
objetivo es alcanzar las metas acordadas internacionalmente para 2015 en el
ámbito del agua y el saneamiento y sentar las bases para seguir avanzando en
los años siguientes.
Asimismo, reafirmemos nuestro compromiso de ordenar mejor
los recursos hídricos mundiales, que son nuestro único medio de supervivencia y
de conseguir un desarrollo sostenible en el siglo XXI.
¿En qué consiste la cooperación en la esfera del agua?
Contrariamente a la creencia popular, los ejemplos exitosos
de cooperación son más numerosos que los conflictos causados por el agua. El
Tratado sobre las aguas del Indo (Indus Water Treaty), firmado por Pakistán y la India en 1960, ha sobrevivido a
tres grandes conflictos y continúa vigente hoy en día.
El potencial de cooperación es inmenso y sus beneficios, ya
sean económicos, sociales o medioambientales, son considerables. Todos los
sistemas de distribución de agua son complejos, tanto los sistemas gestionados
a nivel local o nacional como las cuencas hidrográficas transfronterizas o los
sistemas que dependen de los ciclos naturales del agua. De hecho, manejar estos
sistemas requiere la participación de muchas partes interesadas: consumidores,
gestores, expertos y encargados de la toma de decisiones.
La cooperación en la esfera del agua es crucial no sólo para
garantizar una distribución equitativa de este recurso fundamental, sino
también para promover las relaciones pacíficas dentro y entre las diferentes poblaciones.
A nivel gubernamental, esta cooperación puede traducirse en colaboración entre
diferentes ministerios. A nivel local, los usuarios pueden cooperar a través de
las asociaciones de consumidores. Es posible, además, crear órganos de gestión
conjunta para administrar recursos compartidos por varios países. Y a nivel
internacional, varios organismos de la
ONU pueden trabajar juntos para promover la gestión
sostenible del agua en todo el planeta.
Los mecanismos de cooperación varían en función de la
naturaleza de las estructuras de toma de decisiones, los niveles de
participación, las normas y los modos de regulación. Pueden existir acuerdos
informales o instituciones establecidas u otros que adoptan la forma de simples
intercambios de información o mecanismos de gestión conjuntos.
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