Además de los grandes problemas atmosféricos y climáticos que representa el deshielo Antártico, también hay que sumarle el peligro para la biodiversidad que se produce con la entrada de agua dulce al mar que acidifica el océano y perjudica a las especies que lo habitan.
El deshielo de los glaciares de la Antártida está haciendo que los océanos cada vez sean más ácidos, lo que afectará a toda la fauna y flora marina de Latinoamérica. La acidificación de los océanos debilita a los organismos de agua salada en América Latina predomina un ecosistema relacionado con el agua salada del mar, pero ahora, con el deshielo de los glaciares, está penetrando agua dulce en las costas, lo que fuerza a los seres vivos a emigrar mar adentro. Estos organismos son de los que se alimentan otros animales como los pingüinos, focas o aves, que también se ven obligados a ir a zonas más alejadas para alimentarse.
Estos son procesos que se dan a largo plazo, pero que ya se empiezan a visualizar en el encadenamiento del ecosistema antártico. El cambio climático es un proceso global en el que todos los habitantes del planeta están inmersos.
Los cambios de la Antártida no vienen de la Antártida porque ahí no hay fábricas, no hay nada. Lo que pase en esta región indudablemente afectará a todo el planeta, no sólo por la acidificación de los océanos sino también porque con la “disminución de los glaciares aumenta el nivel del mar.
Eso es un problema para las poblaciones costeras y que están al mismo nivel del mar porque el agua aumenta y penetra en las ciudades.
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