El año 2012 que ahora comienza ofrece oportunidades privilegiadas para hacer frente a los graves problemas socioambientales a los que nos enfrentamos. Problemas bien conocidos y estrechamente relacionados (destrucción de recursos esenciales, contaminación pluriforme y sin fronteras, cambio climático de gravísimas consecuencias o crecientes desequilibrios sociales inaceptables e insostenibles) sobre los que la comunidad científica viene llamando fundamentadamente la atención y que reclaman medidas para las que cada vez disponemos de menos tiempo.
Esto es lo que advertía hace escasas semanas la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pocos días antes de iniciarse la convención del clima COP 17 en Durban: apenas tenemos cinco años para intentar amortiguar los efectos del cambio climático -con drásticas reducciones de las emisiones de CO2 y un decidido impulso de las energías renovables- y evitar así la pérdida de control del mismo con consecuencias catastróficas e irreversibles (www.iea.org/).
Pese a ello Durban constituyó un rotundo fracaso, posponiéndose una vez más la adopción de los acuerdos necesarios, debido a que muchos gobiernos, medios de difusión y buena parte de la ciudadanía, están centrando su atención exclusivamente en la crisis económica y en la búsqueda de beneficios a corto plazo, perdiendo de vista su vinculación a la grave degradación socioambiental. Y esto es lo que seguirá sucediendo, a menos que logremos crear un clima social que exija el final de estas políticas suicidas y la adopción de las medidas necesarias para sentar las bases de un futuro sostenible.
2012 ofrece una ocasión privilegiada para crear ese clima. En primer lugar porque en junio tendrá lugar la Cumbre de la Tierra “Rio + 20”, que Naciones Unidas convoca 20 años después de la primera Cumbre de la Tierra, con el objetivo de “asegurar un compromiso político renovado para el Desarrollo Sustentable” (http://www.rio20.info/2012/), abordando cuestiones como el impulso de una economía verde capaz de generar millones de empleos y de contribuir a la protección del medio y a la erradicación de la pobreza.
Y en segundo lugar porque 2012 ha sido declarado Año Internacional de la Energía Sostenible para todos, “una valiosa oportunidad para profundizar la toma de conciencia sobre la importancia de incrementar el acceso sostenible a la energía, la eficiencia energética y la energía renovable en el ámbito local, nacional, regional e internacional”, dado que “Los servicios energéticos tienen un profundo efecto en la productividad, la salud, la educación, el cambio climático, la seguridad alimentaria e hídrica y los servicios de comunicación”. Como vemos, se trata de dos iniciativas convergentes para la construcción de un futuro sostenible.
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