09 diciembre, 2012

11 de diciembre Día Internacional de las Montañas



            El Día Internacional de las Montañas es una oportunidad para crear conciencia de la importancia que tienen las montañas para la vida, de señalar las oportunidades y las limitaciones que afronta el desarrollo de las zonas montañosas y de crear alianzas que produzcan un cambio positivo en las montañas y las tierras altas del mundo.
            Esta decisión es producto del éxito del Año Internacional de las Montañas de las Naciones Unidas que fue celebrado en 2002 y creó conciencia internacional de la importancia de las montañas, alentó la formación de comités nacionales en 78 países y fortaleció alianzas mediante la promoción y la creación de la Alianza Internacional para el Desarrollo Sostenible en las Regiones de Montaña conocida como Alianza para las Montañas (CMDS, Johannesburgo, 2 de Septiembre de 2002).
            La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) fue designada para dirigir y coordinar la celebración del Año Internacional de las Montañas y tiene el mandato de conducir el cumplimiento de este día. 
            Este año el tema principal desarrollado para esta conmemoración, es la “Gestión de la Biodiversidad en las Montañas para vivir mejor”. Esta actividad permitirá no solamente recapacitar sobre la importancia mundial de la protección de los ecosistemas montañosos sino también darse cuenta de la imperiosa necesidad de una gestión sostenible de la biodiversidad de las montañas.
            Esto podrá lograrse a través de la promoción de la atención constante a las necesidades singulares de las comunidades de las montañas, tanto como la puesta en práctica de todos los modelos que permitan garantizar el desarrollo sustentable de las zonas de montaña, siempre con la activa participación de sus pobladores, puesto que son los protagonistas directos por recibir constantemente las amenazas de destrucción. Así también la creación de asociaciones en todos los niveles para promover una gestión de la biodiversidad que reduzca la pobreza, mejore los medios de subsistencia y proteja el entorno montañoso para todos.

  
                 http://www.ambiente.gov.ar/

10 de diciembre: Día Internacional de los Derechos Humanos


La celebración del 10 de diciembre del día de los Derechos Humanos tiene su origen en el año 1950. En este año la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a todos los Estados y organizaciones interesadas a que el 10 de diciembre observaran el Día de los Derechos Humanos (resolución 423 (V)). En ese Día se conmemora la aprobación por la Asamblea General de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948.

La ONU pretendía con esta Declaración Universal sentar las bases de un compromiso ético para obligar a todos los Estados a cumplir y hacer cumplir una serie de normas.
Recordemos que después de la Segunda Guerra Mundial, en los inicios de la Guerra Fría, cuando todavía dolían las heridas del nazismo y ante las situaciones de injusticia que se vivían en los cinco continentes, varios países sintieron la necesidad de unirse en una organización supraestatal que garantizara el respeto y la dignidad de las personas, y que evitara la repetición de hechos tan lamentables como la vulneración de la dignidad de la persona y el respeto a sus peculiaridades étnicas, religiosas o sexuales.

Los Derechos Humanos se sostienen sobre dos pilares esenciales de la humanidad: la libertad y la plena igualdad entre todos los seres humanos. Condiciones inherentes a todo ser humano sin ningún tipo de limitaciones, sean éstas: culturales, económicas, étnicas, sexuales, etc. El concepto de Derechos Humanos hace referencia al sentido de la dignidad humana antes que a cualquier formulación jurídica o política.

En un principio, la declaración iba a ser titulada "los derechos del hombre" pero gracias Eleanor Roosevelt, Presidenta de la Comisión y feminista, se planteó que el término excluía a las mujeres y consiguió que en su lugar figurara "Derechos Humanos".
Los centros de enseñanza son un espacio privilegiado para el trabajo de educación en Derechos Humanos, mediante la realización de diferentes actividades.
Como objetivo, que el alumnado, junto con el profesorado y las madres y padres, adquieran el conocimiento de los principios contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

3 de diciembre, Día Mundial del No Uso de Plaguicidas: Argentina a la cabeza en utilización de agrotóxicos


El 3 de diciembre fue declarado Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, después de que en 1984 explotara la planta de Union Carbide en Bophal (India), liberando cianatos que causaron la muerte de tres mil personas en sólo tres días y 16 mil víctimas al final del “accidente”.
La conmemoración busca llamar la atención y reflexionar sobre el rumbo de la agricultura de monocultivos con uso intensivo de agrotóxicos, que muestra una creciente contaminación y daño ambiental y causa graves desequilibrios en los ecosistemas.
Cientos de agrotóxicos han sido retirados del mercado mundial al confirmarse su peligrosidad para el ambiente y el ser humano.
Los países centrales se muestran preocupados por los perjuicios del masivo uso de agrotóxicos. Sin embargo, la Argentina sigue utilizando muchos de ellos, que se fabrican sólo para ser vendidos en países periféricos. Ejemplo de ello son todos los insecticidas organofosforados (clorpirifós y otros) y el endosulfán, prohibidos en Europa y Estados Unidos.
Los monocultivos con semillas transgénicas son la base del sistema agroindustrial de la Argentina. El consumo de agrotóxicos no deja de crecer. Hace 20 años usábamos 30 millones de litros de venenos; hoy consumimos 340 millones, mientras que la superficie sembrada sólo aumento un 55 por ciento.
Hace 15 años, se usaban dos o tres litros de glifosato por hectárea. Como la naturaleza se defiende, surgen insectos y plantas resistentes que requieren más dosis y productos más tóxicos, y hoy se fumiga con más de ocho litros y agregan otros herbicidas más tóxicos.
Muchos países, presionados por la opinión pública, controlan seriamente el uso de estos venenos. Incluso países como Holanda, Dinamarca o Suecia, tienen programas para disminuir en un 30 por ciento el uso de agrotóxicos al cabo de tres años.
Nosotros, por el contrario, aumentamos año a año en forma geométrica la cantidad de venenos que esparcimos en áreas donde viven más de 12 millones de personas que reclaman por cánceres, malformaciones y otros padecimientos generados por las fumigaciones.
Se dice que sin estos químicos no podríamos sostener los volúmenes de producción actuales. Pero esto no coincide con datos científicos que demuestran que la producción transgénica no rinde más que la tradicional y que mucho del aumento de la producción se explica por técnicas originarias de la agricultura orgánica (Gurian-Sherman 2009).
Se dice también que es necesario producir alimentos a cualquier costo, porque “el mundo tiene hambre”; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta por mil millones de hambrientos, pero también por 1.500 millones de obesos y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) denuncia que 1.300 millones de alimentos ya elaborados son botados al tacho de basura cada año, de los que podrían comer 2.600 millones de personas. Parece que el hambre no es por falta de alimento sino por falta de equidad.
Más allá de estas polémicas, desde el área de la Salud queremos alertar que la Argentina es uno de los países con mayor utilización de agrotóxicos; que estos venenos dañan la salud de los trabajadores rurales, los productores y las poblaciones de campesinos y originarios vecinos de los campos cultivados y que perjudican la naturaleza y su biodiversidad.
Nuestra sociedad, fascinada por el enorme beneficio coyuntural del precio de nuestros granos, debe equilibrar las necesidades productivas con los derechos a la salud y al ambiente sano. El Gobierno nacional tiene una actitud negligente y fomenta un sistema de producción que rinde tres mil millones de dólares por agrotóxicos a empresas multinacionales, sin valorar los perjuicios a la salud.
Habría que crear un área de ambiente y salud para controlar uso y efectos de agrotóxicos y desplazar de esa función a un Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) gestionado por el Estado, entidades rurales y cámaras de agroquímicos.

Leer más en  www.ecoportal.net